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2 jul 2012

Elige tu guión de vida!

@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL lunes,  2 DE julio DE 2012

El guión de tu vida, ¿quién lo escribe? 

Hace ya tres años, conocí a una persona que siempre que se le planteaba una oportunidad de cambiar determinadas situaciones o de realizar acciones concretas en beneficio de otras personas, la primera pregunta que realizaba era “¿cuándo?” Y empezaba un plan de acción.

Las personas de éxito hacen las cosas que no les gusta hacer a las que fracasan (M.Gray)

¿De qué depende el comportamiento de las personas? Con esta pregunta empiezo muchos de los seminarios que imparto. Respuestas se dan muchas y variadas, por ejemplo depende del carácter, de la personalidad, de la educación y formación, de la cultura, del ambiente exterior, de la autoestima, de los intereses, etc.

Todo este conjunto de razones conforman nuestra mentalidad y nuestra mentalidad nos da una visión concreta de la realidad. Esa forma de ver, ¿está determinada en mis genes, por así decirlo, o es de libre elección? Sabiendo que existen grados de un extremo a otro, ¿vemos el mundo como una fiesta o como un lugar de sufrimiento? Hasta aquí para la reflexión personal.

La proactividad es lo contrario a la reactividad y no tiene nada que ver con la actividad o activismo. Ser proactivo no significa tener que estar siempre haciendo cosas. A veces se relaciona la proactividad con la iniciativa, pero aunque guardan cierta relación en un sentido determinado, no es lo mismo.

El proactivo provoca que las cosas sucedan. No espera que sucedan por sí mismas o que alguien se ocupe de ellas.

La proactividad significa que somos responsables de nuestros actos, pues tenemos la posibilidad de elegir cómo actuar, o, por lo menos, de elegir la actitud que deseamos frente a los acontecimientos que se nos imponen. En nuestro interior podemos decidir el modo en que nos afectan los acontecimientos. Nos pueden arrebatar la libertad exterior, pero nunca la interior (Viktor E. Frankl)

El reactivo emite una respuesta ante un estímulo sin esperar que intermedie la voluntad (como los experimentos de Pavlov) La persona reactiva se expresa de la siguiente manera: “hay personas que me sacan de mis casillas” o “hay situaciones que me ponen nervioso.” De esta forma le viven la vida, no la vive por sí mismo.

¿Quién escribe el guión de mi vida? ¿Soy yo el guionista o soy un actor de un papel que otro escribe por mí? Las circunstancias y las personas hacen que el reactivo baile al son que otra gente toca. Todo reactivo echa la culpa de lo que le pasa a las circunstancias u otras personas.

El proactivo, ante un estímulo concreto (una situación o una persona), tiene la libertad y siente la responsabilidad de elegir sus reacciones.

Éstas pueden ser muchas y muy variadas. La gente proactiva ejercita cuatro dones que tenemos los hombres: el autodistanciamiento (examinamos nuestros pensamientos, estados de ánimo, actitudes y acciones, podemos vernos desde fuera), la creatividad (salimos de los patrones y normas establecidas para ver más allá, dando soluciones válidas), la conciencia (distinguimos entre lo bueno y lo malo, buscando la integridad personal) y la voluntad (independencia de la influencia externa)

Este comportamiento está enlazado con la asertividad, que significa ser capaz de expresar mis emociones, sentimientos, opiniones, creencias con libertad, en el momento adecuado y de una manera correcta.

El proactivo si quiere decir NO, lo hace. Si quiere decir SÍ, también. Si quiere pedir un favor, criticar determinada acción o actitud, decir una palabra de aliento o de apoyo, lo hace, y si no quiere, no lo hace. En ningún momento se siente obligado por quedar bien, el qué dirán, las presiones emocionales, etc.

A veces nos enfrentamos a las dificultades de la vida o del trabajo, existen personas que nos hacen chantaje o soborno emocional, y hay situaciones que desde muy pequeños hemos evitado.


Por eso ser proactivo al cien por cien no es fácil, diría que imposible. Creo que es posible cierto grado de proactividad y de elección, pero como seres imperfectos, erramos y debemos darnos ese derecho, el de equivocarnos y saber que ante ciertas cosas sí somos reactivos y no pasa nada.

También existen vivencias que se nos imponen aunque no queramos, personas con las que, queramos o no, tenemos que tratar, enfermedades, desgracias personales, etc., nos queda la libertad interior de elegir nuestra actitud ante estos acontecimientos.

Es cierto que el proactivo puede cambiar muchas situaciones al darse cuenta de que su responsabilidad no la pierde.

Ante todas nuestras preocupaciones que nos comen la vida, la proactividad nos ayudará a buscar la solución adecuada. La reactividad nos inmovilizará ante ellas o nos dejará el sentimiento de que no podemos hacer nada, sólo rendirnos.

El proactivo aumenta su influencia sobre las preocupaciones y busca otras rutas válidas para salir del paso. Pero la realidad es que nunca podremos llegar a anular nuestras preocupaciones. Siempre serán más que donde podemos llegar a influir, pues nos preocupa el ozono, la economía mundial, que nuestros hijos no vayan a determinados sitios, que se solucione el problema de las drogas, etc. Nuestro círculo de influencia nunca podrá abarcar el círculo de preocupación.

La vida o se fundamenta en certezas, o naufragamos ante en vaivén de los sentimientos. Los sentimientos son buenos, pero no deben transformarse en el anclaje de la vida. Porque hoy me siento bien, pero quizá mañana no.

Cuando tenemos la certeza de que queremos a alguien y esa persona también nos quiere, no importan las dificultades que tengamos que sufrir juntos. Pero como fundamente la relación en el sentimiento de que ahora estoy bien contigo… ¿qué pasará si mañana estoy mal?

No está fuera de nosotros el problema, sino que nosotros somos parte del problema, si así lo vemos, buscaremos la solución y nuestro círculo de influencia se ampliará. El cambio se realiza de dentro hacia fuera.

Una vez escuché una frase que me dio muchas esperanzas ante problemas que creía difíciles: lo imposible, muchas veces, es lo que nunca se ha intentado, creo que es muy válida. 

por Sergio Cardona Patau.

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