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28 ago 2011

La búsqueda de la felicidad


@JAVIERARAGON JAVIER ARAGÓN, EL domingo, 28 DE AGOSTO DE 2011


“La felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada y buena. Tal estado propicia paz interior, un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que estimula a conquistar nuevas metas. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría”

La felicidad y la libertad comienzan con la clara compresión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Sólo tras haber hecho frente a esta regla fundamental y haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no, serán posibles la tranquilidad interior y la eficacia exterior.

Bajo nuestro control están las opiniones, las aspiraciones, los deseos y las cosas que nos repelen. Estas áreas constituyen con bastante exactitud nuestra preocupación, porque están directamente sujetas a nuestra influencia. Siempre tenemos la posibilidad de elegir los contenidos y el carácter de nuestra vida interior.

          Fuera de control, sin embargo, hay cosas como el tipo de cuerpo que tenemos, el haber nacido en la riqueza o el tener que hacernos ricos, la forma en que nos ven los demás y nuestra posición en la sociedad. Debemos recordar que estas cosas son externas y por ende no constituyen nuestra preocupación. Intentar controlar o cambiar lo que no podemos tiene como único resultado el tormento.

         Y es que, la felicidad debe de ser una constante en nuestras vidas, ser felices o ser infelices, en esto amigos no existe término medio, cuando pasamos por momentos duros pensamos y nos obcecamos con que esa sensación de felicidad se esconde de nosotros mismos, cuando somos conscientes de que la felicidad esta en las pequeñas cosa , la felicidad rebosa ante nosotros con una fuerza inimaginable, por eso debemos de ser conscientes de que la felicidad no es algo que se pueda adquirir o comprar de un día para otro, la felicidad es gran aventura que nos ara reforzar ese sentimiento de plenitud y de sosiego, que nos ara transformar lo mediocre en algo extraordinario. Lo banal en algo correcto y lo incorrecto en algo moral. La moralidad nos ayudara en todo momento a ser un poco más felices, puesto que quien tiene una alta moralidad en su persona estará más dispuesta a ser feliz. A saber que está bien y que no lo está…

         Si hubiese sabido que me aguardaba tal felicidad, habría estado más tranquilo. Pero el misterio de la felicidad, o su origen mismo, está quizá en el sufrimiento previo. Si no pudiera comparar este momento con otro de dolor no me daría cuenta de mi inmensa suerte. No lo disfrutaría tanto. Aunque la felicidad es tan grande que se me hace imposible medirla en términos comparativos porque se sale de las cuentas. Lo hubiera sabido de todos modos. Sin embargo, la felicidad se agradece más cuando viene como liberación de la tristeza.

Con la felicidad llega la cura de todos los males. Cuando somos consientes, la felicidad abre la puerta y desaparecen las malas épocas; cada una por su causa diversa. Pero sobre todo por soledad; desgarraba y atravesaba con sus circunstancias y momentos.

Amigos, amigas! Sean felices pues he aprendido que el primer paso para la felicidad es tener la plena y clara evidencia de la existencia de la misma, de comprender que siempre no se puede ser feliz, de comprender que sumos humanos y que igual que comprendemos que la infelicidad no es eterna, la felicidad tampoco lo es, pero debemos crecer  para saber que todo puede ser mas simple, que hasta las diminutas cosas pueden darnos un momento placentero de felicidad…

27 ago 2011

Salen a la luz los Archivos Personales del gran Pedro Almodovar



@JAVIERARAGON JAVIER ARAGÓN, EL SÁBADO, 27 DE AGOSTO DE 2011


Los Archivos Personales de Pedro Almodovar 1





El hombre de La Mancha

Una exploración en profundidad de la obra completa de Almodóvar




"Un film de Almodóvar": tanto si se lee en sus originales créditos iniciales como en el sugerente póster que invariablemente acompaña cada una de sus películas, este anuncio abre un abanico de expectativas. Sexy y subversivo, colorido y controvertido, apasionado y provocador, el mundo de Pedro Almodóvar es diferente. Gracias a su obra extraordinariamente cohesionada y coherente, el inconformista manchego se ha convertido en una marca de confianza y su nombre en sinónimo de opulencia visual, experimentación y erotismo del cine español posfranquista.

Almodóvar se hizo famoso con tramas escritas por él mismo que mestizan géneros para describir las desventuras a menudo cómicas de yonquis, monjas, amas de casa, prostitutas, travestis y transexuales. Elogiado por los críticos, apoyado por sus colegas cineastas, adorado por los actores y adornado con premios internacionales, es el cineasta español más exitoso desde Luis Buñuel, con películas como Mujeres al borde de un ataque de nerviosTodo sobre mi madre, Hable con ella y Volver.

Las influencias del autodidacta Almodóvar son tan diversas como Douglas Sirk, Frank Tashlin, Andy Warhol y John Waters. Para sus largometrajes toma préstamos de géneros tradicionales del cine clásico norteamericano como el film noir, el melodrama o la comedia de enredo, que a menudo subvierte. Sin embargo, continúan siendo tan ibéricos, arraigados como están sobre odo en el amado Madrid del director para explorar los mitos y la modernidad de España al ritmo de bandas sonoras a rebosar de boleros. Ahora el enfant terrible de la escena independiente de los años ochenta ha madurado en el oscarizado director de Todo sobre mi madre, película reconocida por su resonancia emocional, sofisticación y calidad. El mundo distintivo, y alguna vez marginado, de Almodóvar ha entrado por fin en la cultura establecida.

Para esta monografía sin precedentes, Pedro Almodóvar le ha dado a TASCHEN acceso total a sus archivosincluso a imágenes inéditas, como fotos personales que fue haciendo durante los rodajes. Además de escribir los epígrafes para las fotos, Almodóvar invitó a grandes autores españoles a escribir introducciones para cada una de sus películas y seleccionó muchos textos propios para acompañar esta odisea visual a través de sus obras completas.

·         Más de 600 fotografías, muchas de ellas inéditas
·         Incluye imágenes de su nuevo trabajo, La piel que habito (2011), cuyo estreno mundial coincidirá con la publicación del libro
·         Introducción de Thierry Frémaux, director del Festival de Cine de Cannes
·         El libro incluye un trozo de celuloide de Volver (2006) procedente del archivo personal de Almodóvar

Sobre el editor:
Paul Duncan ha editado cuarenta libros de cine para TASCHEN, y es autor de los libros Alfred Hitchcock y Stanley Kubrick, pertenecientes a la serie de cine.

19 ago 2011

Lecturas de verano. Lealtad a la vida. :-)


@JAVIERARAGON JAVIER ARAGÓN, EL JUEVES, 18 DE AGOSTO DE 2011


Un importante libro medieval sobre ética, El Libro de los justos, es un manual para desarrollar el potencial espiritual que uno posee, probablemente sin saberlo. El autor insiste en que para que se dé el crecimiento espiritual y ético en una persona, es crucial que ella piense en  el día de su muerte. Resulta importante que le diga a su corazón: “mi corazón, mi corazón, ¿no sabes que fuiste creado solamente para regresar al polvo? ¿No sabías que todos los días que vives en la tierra pasan como una sombra, como una semilla de grano que se lleva el viento desde el suelo, y como humo de una fogata?”.
Generalmente, la gente joven no tiene el hábito de pasar mucho tiempo contemplando el día de su muerte. Uno es joven, está lleno de vigor, energía, descubrimientos, independencia, y quizá hasta disfruta de buena salud.  Por eso la muerte no es una gran preocupación para la mayoría de  los jóvenes. Es cuando las personas experimentan la pérdida cuando se la plantean en serio. Cuando llega la muerte de padres y amigos de sus padres, de amigos, parientes y hermanos, el hecho se hace demasiado real, y no es tan agradable de contemplar. ¿Por qué, entonces, debemos pensar con regularidad acerca del día de nuestra muerte? Porque puede enseñarnos importantes lecciones que nos ayuden a vivir nuestras vidas de manera más completa y con más significado.
Primero, al saber que todos nosotros inevitablemente moriremos, recordamos que todos los seres humanos somos  iguales. No importa lo grandes o fuertes que seamos,  lo que hayamos logrado o aprendido, cualquiera que sea la posición que hayamos conseguido a través de la riqueza, el talento o el liderazgo, cada uno de nosotros, como todos los demás, es finito. Reconocer la mortalidad compartida nos recuerda nuestra humanidad compartida y el deber de tratar a los demás seres humanos con respeto, justicia y bondad. Que todos somos iguales en la certidumbre de la muerte, sugiere que en vida la dignidad humana también es compartida.
La segunda lección que aprendemos al pensar acerca de nuestra muerte es que debemos tener cuidado de no malgastar el tiempo. Dado que aquí en la Tierra lo tenemos limitado, debemos utilizarlo sabiamente, asegurarnos de que habrá para trabajo y tarea, para leer y para divertirse, para pensar y para descansar, y para la gente. No dejemos que el agobio vital nos prive de oportunidades, actividades o algunas personas de esas que hacen que valga la pena vivir.
Un muy conocido empresario internacional declaró una vez: “La habilidad para utilizar bien tu tiempo lo es todo. Desde el colegio, he trabajado muy duro durante la semana, y excepto por períodos de crisis, mantuve mis fines de semana libres para la familia y el ocio. Cada domingo por la noche caliento los motores de mi adrenalina al hacer una lista de lo que quiero lograr durante la semana. Estoy maravillado ante el número de personas que no parecen poder controlar sus propios horarios. A través de los años, muchos ejecutivos me han dicho con orgullo: ‘¡Trabajé tan duro el año pasado que no tomé vacaciones!’. Siempre deseo responder: ‘¡¡Serás tonto!! ¿Quieres decirme que puedes asumir la responsabilidad de un proyecto de 80 millones de dólares y sin embargo no puedes planear dos semanas de vacaciones al año para divertirte un poco?’
Cuando somos conscientes de que nuestro tiempo en la Tierra es limitado también es más probable que usemos el tiempo cuidadosamente, lo llenemos, no con carreras frenéticas y prisas, no con actividad compulsiva, sino con las cosas que realmente cuentan: compromiso, causas, trabajo, descanso, juego, la posibilidad de cambio, otros seres, personas increíblemente queridas, risas, lágrimas, momentos plenos de belleza …
Todo esto suena como si habláramos del amor. Recordar la muerte nos recuerda el valor de cada día de vida, nos recuerda que es sabio hacer que nuestros días cuenten. Cuando somos conscientes del hecho de que nuestro tiempo es limitado y que nunca sabemos cuándo puede llegar el final, nos damos cuenta de que debemos apreciar el momento y actuar ahora.
También hay sabiduría en reconocer que la muerte con frecuencia interviene, y que algunas veces no obtenemos segundas oportunidades de decir cosas que queremos decir, que debemos decir, hacer efectivas reconciliaciones con personas con las que nos hemos distanciado.
Este pensamiento me recuerda cuando hace algunos años, al legendario Oso Bryant, reconocido entrenador de fútbol americano en la Universidad de Alabama, le pidieron realizar un anuncio de televisión para la compañía telefónica Southern Bell. La parte del entrenador Bryant era sencilla, solamente una frase. Al final del comercial, Bryant debía darles, gritando, una orden a sus jugadores: “¡Llamen a su mamá!”. En la filmación del comercial sucedió algo inesperado. Mientras Oso Bryant se volvía hacia la cámara, las lágrimas se asomaron en sus ojos cuando dijo: “¡Llamen a su mamá!, les aseguro que quisiera poder llamar a la mía”. La compañía pasó el comercial al aire como se filmó, y la respuesta fue abrumadora. La gente llamó a sus seres queridos. Varias personas llamaron para agradecer a Southern Bell. Y él, que había estado separado de su madre seis años  por una de esas discusiones tontas que todos conocemos llamó finalmente a su madre al acabar el rodaje, y en una larga conversación se reconcilió con ella. Lo curioso es que pocos días después, ella murió inesperadamente.
Si pensamos en el día de nuestra muerte, estaremos más inclinados a tomar ventaja de las oportunidades de cambio, amor y reconciliación cuando se nos  presentan. No recibimos muchas segundas oportunidades. Con mucha frecuencia en nuestra vida dejamos que pequeñas cosas se interpongan en el camino de nuestras relaciones personales, la gente comienza una discusión, permite que una herida se haga profunda, deja que el distanciamiento crezca. Las razones para aislarse pueden ser relativamente menores: olvidarse de una ocasión familiar, no ofrecer un cumplido esperado, ocasionar vergüenza; con frecuencia, el origen de una pelea es olvidado. Sin embargo, hay veces en las que nos damos cuenta de que debemos extender la mano, escribir la carta, hacer la llamada, ofrecer reconciliación y amistad, ternura,sensibilidad y entendimiento.
Cuando somos conscientes de nuestra mortalidad y de la mortalidad de otros, tenemos menos oportunidades de perder oportunidades para arreglar relaciones, somos propensos a perdonar y pedir perdón, estamos más dispuestos a abrazar a personas que realmente amamos y decirles lo mucho que nos importan.
Cuando recordamos que un día moriremos, tenemos más probabilidades de vivir la vida. Porque la conciencia de nuestra mortalidad puede ayudarnos a vivirla más plenamente. Pensar el día de nuestra muerte nos impulsa a recordar la equidad humana y respetar la dignidad humana. Nos recuerda no desperdiciar nuestros días y a hacer que nuestra vida cuente. Recordar el día de nuestra muerte, nos recuerda la urgencia de vivir, la urgencia de reconciliarnos mientras aún hay tiempo, nos recuerda apreciar el regalo de la vida.
Quiero dejarles como reflexión este relato, que nos habla  de las cosas verdaderamente importantes y relevantes de la vida:
Un padre viudo y su hijo vivían en diferentes ciudades. Semanalmente, como un ritual,  hablaban por teléfono. Cierta vez, ante la proximidad de las fiestas de fin de año, el padre invitó a su hijo a pasarlas juntos. El hijo se disculpó.
—Perdona, papá, pero estoy muy ocupado y ya había hecho otros planes con mis amigos.
Luego de un breve silencio, la voz entrecortada del padre volvió a escucharse:
—Hijo, permíteme hacerte una pregunta: el día que yo muera, y te avisen, ¿dejarías lo que estuvieras haciendo, para estar presente en el funeral y despedirte de mí?
—Papá, ¿cómo se te ocurre semejante duda? Que Dios te dé muchos años de vida, pero ciertamente estaría junto a ti.
—¿Sabes, hijo? En vez de venir a mi entierro, mejor ven ahora que estoy vivo y compartamos el momento.
Vivimos rodeados por la muerte que nos priva de aquellos a quienes amamos y que algún día privará a quienes nos aman de nuestra presencia. La muerte puede llevarse el futuro, nunca el pasado. Lo que hemos vivido, compartido, reído y llorado, peleado y reconciliado, los abrazos y las caricias, las palabras y los silencios, cada uno y todos los momentos han sido tan intensos, que son una parte inseparable de nosotros.
Tal vez la lección más importante que he aprendido en la vida está en la palabras llenas de sabiduría de un ser humano que realizó el viaje por el dolor: “Yo le diría a la otra persona, por el hecho que aprendí un poquito más, que se asegure de que las personas a quienes ama lo sepan. El resto es trivial. Los desacuerdos, las riñas, no son importantes. Se ven inmensamente pequeñas, cuando las observamos con una vista panorámica”.
Cuando el dolor lastime tu corazón, recuerda que la oscuridad más intensa de la noche es el instante previo al amanecer.
Recuerda que el tiempo solo, no cura. Que es la lealtad a la vida la que nos permite aprender a decir adiós.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

11 ago 2011

¡Adiós al Nueva York bohemio!


@JAVIERARAGON JAVIER ARAGÓN, EL JUEVES, 11 DE AGOSTO DE 2011
#IloveNewYork...
Con el cierre del hotel Chelsea y del Mars Bar desaparece el último vestigio 'underground' de Manhattan. Ya no existe en el mundo real. Hoy es simplemente leyenda, nostalgia y mitomanía...


Hogar de poetas, cantantes y artistas rebeldes de múltiples generaciones (de Dylan Thomas a Allen Gingsberg), se ha dicho y escrito todo. Su futuro parece unido a su venta y reconversión en un edificio de apartamentos de lujo, como le ocurrió al hotel Plaza. 
El Joey - Sad eyed lady of the lowlands from 1Take.TV 
El Hotel Chelsea de Nueva York, un histórico edificio de apartamentos que también registra aves de paso, descrito como uno de los reductos de la bohemia, ha cancelado sus reservas y cerrado sus puertas en espera de consolidar la anunciada operación de venta. Son varios los clientes interesados en hacerse con él, entre ellos el empresario André Balazs, propietario del Châteu Marmont, de Los Ángeles, y de otros establecimientos relacionados con el glamour. Mientras tanto, residentes y empleados no están dispuestos a ceder ante la posibilidad de que el inmueble se destine a otros usos. 


Si las paredes del Chelsea hablaran, podrían contarnos historias para no dormir, entre ellas la del delirium tremens de Dylan Thomas, cuando abrió la puerta de la habitación y se dirigió a su amante Liz Reitell para confesarle que acababa de batir un récord al beber dieciocho whiskies puros. Se puede decir que fueron sus últimas palabras inteligibles antes de ingresar en el Hospital St. Vincent, un poco más abajo en la misma calle. En la fachada del hotel figura una placa que conmemora que el poeta galés soltó allí mismo amarras: moriría tres días más tarde, el 4 de noviembre de 1953, de la monumental cogorza. Durante las últimas horas de la vida de Thomas, su mujer, Caitlin, enloqueció, arrancó un crucifijo de la pared del hospital, destrozó varias macetas, hizo añicos una imagen de la Virgen, la emprendió a mordiscos con un enfermero, atacó a los médicos y desgarró el hábito de una monja, antes de que le pusieran la camisa de fuerza. 


Otro entrañable borrachín, el escritor irlandés Brendan Beham, que frecuentaba los mismos bares que Thomas -el Costello's y el Murphy's-, llegó hasta allí probablemente para imitarlo y esperar la muerte. En el Chelsea escribió uno de los mejores libros que se han publicado sobre la Gran Manzana, «Mi Nueva York», donde expresa su deseo de que la familia Bard, dueña del hotel, reserve para él también un espacio en el mural de placas de la entrada junto a las de otros colegas e inquilinos: Thomas Wolfe; Robert Flaherty, O. Henry, John Sloan o su admirado James T. Farrell, que la tuvo antes de morir. La de Beham llegó más tarde, cuando ya lo había visitado la Parca, pero llegó. 
Muchas personas cuentan haber visto a Dylan Thomas, Eugene O’Neill o Thomas Wolfe andar por los pasillos años después de haber muerto. 
De estética tardovictoriana, el Chelsea, construido en 1884 en la calle 23, entre la Octava y la Séptima Avenida, abrió inicialmente como un complejo de apartamentos para familias y en su momento fue el edificio más alto de Nueva York. Desde 1905 en que pasó a ser también hotel, imantó una fuerza que atrajo a la creatividad. Su lista de huéspedes se lee como un quién es quién de la élite artística. En ella, figuran escritores legendarios: Mark Twain, Nelson Algren, William Burroughs, Thomas Wolfe y Arthur Miller vivieron allí largos períodos y allí se escribieron algunas importantes obras de la literatura. La nómina de la gente del cine tampoco es desdeñable: Stanley Kubrick, Jane Fonda, Milos Forman, Dennis Hopper, Uma Thurman y Ethan Hawke residieron en el Chelsea. También lo hicieron en algún momento de sus vidas otros artistas plásticos: Robert Mapplethorpe, Jasper Johns, Claes Oldenburg, Cartier-Bresson, Robert Crumb, Frida Kahlo y Diego Rivera. 
La atmósfera creativa del Hotel Chelsea no sólo ha animado a los escritores, los cineastas y los pintores. También a los músicos. Bob Dylan, Keith Richards, Janis Joplin, Patti Smith, John Cale, Édith Piaf, Joni Mitchell y Jimi Hendrix se cuentan entre sus muchos inquilinos famosos. Leonard Cohen, uno de ellos, cuenta que cogió uno de los ascensores con el objeto de encontrarse con Brigitte Bardot y no lo consiguió. Pero sí, en cambio, halló a Janis Joplin y, cuando habían terminado de subir a su piso, los dos tenían claro que pasarían la noche juntos. Escrita al calor de aquello, Cohen canta: «Te recuerdo claramente en el Hotel Chelsea. Eso es todo, no pienso en ti muy a menudo». Nico, la cantante alemana de «Velvet Underground», compuso «Chelsea girl». Ryan Adams, Jon Bon Jovi, Jefferson Airplane, «The Stooges» y Joey Ramone también se inspiraron en el legendario hotel para escribir canciones. El propio Dylan aprovechó la estancia allí para componer uno de sus temas eternos «Sad eyed lady of the lowlands», dedicada a Sara. 
Incluso data en archivo que varios supervivientes del Titanic también se quedaron en el hotel, dado que se encuentra cerca del Pier 54.
El asesinato infame de la «groupie» Nancy Spungen, supuestamente a manos de su novio Sid Vicious, bajista del grupo punk «Sex Pistols», se suma a la mística del hotel. Pero por alguna razón de imagen, la habitación 100, donde se cometió el crimen, dejó de existir.

El Mars Bar, en el East Village, fue parada obligada de espíritus indómitos cuando los taxistas no se atrevían a ir más al este de la segunda avenida a mediados de los ochenta por miedo a ser asaltados.

Fue antro oscuro de grafitis roñosos, cerveza barata, olor a orín, rock clásico y clientela excéntrica, una isla en un barrio hoy entregado a los locales con velas perfumadas y chicas con mechas y bolsos de Louis Vuitton. En su lugar pronto habrá un rascacielos con apartamentos para millonarios.


La cultura underground neoyorquina viajó del West Village en los sesenta, al Soho en los setenta, al East Village en los ochenta y los noventa. Pero no es necesario llorar del todo su muerte: las nuevas fronteras están ahora al otro lado del East River, en Queens y en Brooklyn, donde florece la cultura alternativa del siglo XXI y los artistas aún pueden hacer locuras en libertad. Quizás dentro de 100 años alguien escriba un artículo llorando su pérdida, pero para entonces ya habrán nacido Los Ramones, Gingsberg o Basquiat de este siglo. Y su historia se habrá escrito en esos nuevos barrios que también son Nueva York.
 - Lecture Recommended: Legends of The Chelsea Hotel

356 × 513 - ... New book: Living With the Artists in New York's...  
- es.wikipedia.org/wiki/Hotel_Chelsea   - Javier Aragón le gusta un enlace.


By Mara Goldwyn There’s something fitting about the unrecorded image of Harry Smith (1923-1991) foraging around Fresh Kills Landfill in Staten Island looking for his own artwork. By 1964, after he had failed to pay the rent on his E...