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23 abr 2012

Historia de dos. El libro de Sant Jordi.

@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL lunes  23 DE ABRIL DE 2012

- No lo veo justo -dijo ella, molesta. - Tú me regalas una rosa de tres euros y yo a ti un libro de quince. Además, un libro es siempre mejor, lo aprovechas más.

- Ya, pero es la tradición, ¿no? -respondió él- Vamos, que no lo he decidido yo…

- Pues como nosotros nos regalamos lo que queremos, me compras un libro y ya está.

- ¿Seguro?

- Seguro.

- ¿Sin rosa?

- Que sí, pesado.

Así que el chico fue a una de las múltiples librerías de Barcelona y dedicó parte de la tarde a elegir un libro con el que ella se sintiera identificada. Nada de best-sellers ni títulos manidos de esta época. Buscó páginas que hablaran de ella. De ellos. Nervioso por dudar si había comprado el adecuado, se presentó en su casa a la hora de cenar un día antes de Sant Jordi. Libro en mano.

- Espero que te guste, cariño.

Tras desenvolverlo con prisas, su cara de sorpresa fue muestra más que suficiente del acierto del regalo. Orgulloso por haberla hecho feliz con aquel detalle, el chico no prestó atención a la expresión de tristeza -con teatrales gestos de cría- que ella estaba poniendo. Un codazo en el costado le hizo percatarse del asunto.

- ¿Qué te pasa? ¿No te gusta el libro?

- Sí, el libro es muy chulo…

- ¿Entonces?

- Pues que… Todas las chicas tienen rosas en Sant Jordi menos yo…

Bajando la cremallera de su chaqueta, el chico miró indeciso a ambos lados de la calle. Y dijo. - A ver dónde encuentro yo rosas a las diez de la noche. 

La chica le miro tímidamente entristecida, él la miro de nuevo fijamente a los ojos y saco del interior de su chaqueta una Rosa Blanca. 

La chica sorprendida le dio un beso, y sonriendo le pregunto: 

- ¿por qué mi rosa es blanca?

El chico le contestó:

- Tu rosa cariño es una rosa de York y representa la inocencia y la felicidad que siento cuando estoy contigo. 

La chica le cogió de la mano, sonrió, tan solo sonrió y le dio un beso.

Feliz San Jordi para tod@s. 




22 abr 2012

El tiempo vuela. ¡Tempus fugit!

@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL domingo,  22 DE ABRIL DE 2012
Hoy toca respirar aire, me voy a dar un paseo por la montaña, luego supongo que llegare y le daré una vuelta a este texto que escribí esta mañana. Perdido en las montañas, paseando y sintiéndose totalmente libre, uno puede pensar en el tiempo, pensar en el concepto sobre que hacemos con el, ¿Cómo lo aprovechamos?, ¿Cómo lo administramos? llega un momento de la vida en el que todo se resume en una sola palabra: tiempoMás que una medida un valor perpetuo que nos indica el flujo de la energía que nos rodea. Ese momento es único, finito e inmortal. Único, porque será irrepetible; finito, porque ya terminó; e inmortal, ya que perdurará en la memoria. Lo más cercano a la insolencia del tiempo lo describió William Faulkner en su obra “El Ruido y la Furia”. En el siguiente fragmento, el autor evoca el regalo de un reloj que pasó de abuelo a padre y de padre a hijo. Y es una realidad que generación tras generación acumulamos aquello que llamamos conocimiento. Este fragmento literario dice así:
“…te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles".
Cuando era pequeño recuerdo que mi padre tenía un reloj de cuerda especial. Aún conservo en mi memoria el recuerdo de verlo ajustando y escuchando el “tic, tic” para saber si aún funcionaba. Fue mi padre, él quien me inculcó el hecho de que un hombre debe saber de todo para poder enfrentar las adversidades de la vida. Sin embargo, al margen de todas sus virtudes y enseñanzas, siempre recuerdo  y tengo presente su amor por la lectura. Puedes pasar tu vida leyendo y habrás aprovechado tu tiempo, pues conocerás lugares que nunca habrás de pisar porque, quizás, ya no existen y sabrás sobre cosas que jamás has imaginado, pero que podrán existir. Estaba y está, pues sigue en lo cierto, el tiempo es todo lo que tienes en la vida. Sin embargo, a veces, lo más importante es olvidarnos de él. No hay forma de ganarle al tiempo, lo que sí podemos hacer es aprovecharlo en las cosas que nos gustan. 

Siempre creemos que quedará tiempo… pero el tiempo, nunca es suficienteTempus fugit.

Vídeo completo de la emisión del Redes 20: “Qué es el tiempo”. En esta entrada, se pueden ver los detalles y más información sobre este programa.



El tiempo vuela... ¿o es sólo una percepción de nuestro cerebro? Estudios revelan que la mente comprime los períodos que nos dejan pocos recuerdos.


- La pregunta más alarmante la mañana de cualquier primer día de mes. -"¿Qué hice ayer a la noche?"- puede parecer benigna comparada con "¿Qué hice exactamente todo el año pasado?" o "¿Ya pasó una década?".

Sí. En algún lugar, alguien debe haber presionado el botón de avance rápido. El tiempo pasa, lento o rápido, pero en enero, abril y septiembre siempre parece que voló y dejó conversaciones pendientes, relaciones no resueltas, malos hábitos sin modificar y objetivos sin alcanzar.

"Muchos piensan en objetivos y, si no los alcanzaron, entonces de pronto piensan que fue apenas ayer cuando se los fijaron", dijo Gal Zauberman, profesor asociado de marketing en la Wharton School of Business.

Aun así, la sensación de que el tiempo pasa varía "según aquello en lo que se piense y cómo se piense". De hecho, los científicos no están seguros de cómo el cerebro sigue el tiempo. Una teoría es que posee un conjunto de células especializadas en contar los intervalos de tiempo; otra es que una gran cantidad de procesos neurales actúan como un reloj interno.

De cualquier forma, los estudios hallaron que ese marcapasos biológico no puede interpretar demasiado bien los intervalos más prolongados. El tiempo parece pasar más lento durante una tarde sin actividad y acelerarse cuando el cerebro está ante una tarea desafiante. Los estimulantes, incluida la cafeína, tienden a hacer que las personas sientan que pasa más rápido; los trabajos complejos, como calcular impuestos, parecen demandar más tiempo que el que ocupan en realidad.

Y las experiencias emocionales, como una separación, un ascenso o un viaje al exterior, tienden a percibirse más próximos en el tiempo de lo que realmente están. Algunos psicólogos dicen que los resultados de las investigaciones respaldan la observación del filósofo Martin Heidegger de que el tiempo "persiste sólo como una consecuencia de los acontecimientos que ocurren en él".

Ahora, los científicos están hallando evidencias de que lo opuesto también sería cierto: si se recuerdan muy pocos acontecimientos, entonces la percepción del tiempo no dura; el cerebro comprime los intervalos pasados.

SUBESTIMAR LO TRANSCURRIDO

En un estudio publicado en la revista Psychological Science , el equipo de Zauberman puso a prueba la memoria de estudiantes universitarios con varios acontecimientos de interés público, como la designación del director de la Reserva Federal (33 meses antes del estudio) o la decisión de la cantante Britney Spears de afeitarse la cabeza (20 meses atrás). En general, los estudiantes subestimaron en 3 meses cuánto tiempo había pasado desde aquellos acontecimientos.

Eso no fue demasiado sorpresivo. En un experimento clásico, un explorador francés llamado Michel Siffre vivió en una cueva durante 2 meses, lejos de los ritmos de noche-día y de relojes fabricados por el hombre. Volvió a la civilización convencido de que había estado aislado durante apenas 25 días. Cuando se lo deja funcionar por sí solo, el cerebro tiende a comprimir el tiempo.

Pero la forma en que establece la temporalidad relativa de los acontecimientos depende de la memoria. De hecho, los participantes del estudio recordaron situaciones asociadas con el acontecimiento original, como la complicada vida amorosa de la cantante o la intervención de Ben Bernanke en la economía estadounidense, que hasta parecían haber ocurrido hacía mucho más tiempo.

En una serie de experimentos, el equipo puso a prueba los recuerdos personales y de fragmentos de películas observados en el laboratorio. El patrón se mantuvo: cuantas más situaciones asociadas recordaban, más lejos parecía el acontecimiento original. "A las personas les cuesta comprender el paso del tiempo -dijo Zauberman- y para poder hacerlo, se une a algo que comprenden", como es el desdoblamiento de los acontecimientos.

En un estudio previo, el mismo equipo había identificado una dinámica similar en el juicio individual de los intervalos que duran sólo unos momentos. Los estímulos relativamente infrecuentes, como los destellos o los tonos, tienden a acelerar el marcapasos interior del cerebro. Eso, por ejemplo, explica por qué parece que los hijos de los demás crecen mucho más rápido que los propios, a los que vemos todos los días. El cerebro tiene más control sobre su propia percepción del paso del tiempo de lo que la gente piensa.

El nuevo estudio sugiere que concentrarse en objetivos o desafíos que ocurrieron durante el año le daría al cerebro la oportunidad de completar el año pasado con recuerdos y el tiempo percibido. La mente es perfectamente capaz de interpretar un año, o una década, que pasó en avance rápido, como algo más que una pérdida de oportunidades de crecimiento.


El tiempo vuela, pero recuerda, tú eres el piloto. ¡El tiempo vuela!¡Cógelo! ¡Córtale las alas y saboréalo! No le dejes volar demasiado alto. Si escapa de tu vista puede que lo pierdas para siempre. Y  hay que aprovechar… (Mientras se pueda)

Recuerda: Haz con tu vida posible, lo mejor posible. :-) 










20 abr 2012

Escribir para ser más feliz


@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL VIERNES,  20 DE ABRIL DE 2012


Existen días en los que uno siente la necesidad de escribir, hoy es otro de ellos. Escribir requiere práctica y requiere reflexión, escribir aporta conocimiento y propaga los sentidos. En ocasiones uno no sabe ni que será de esos textos, ¿Dónde acaban mis palabras?, ¿A quién le llegaran?, ¿me ayudaran realmente?, ¿ayudan a otros tal vez?...


Tras el tecleo continuo uno va descubriendo sus deseos más íntimos, sus preocupaciones más sinceras, lo humano se refiere con la escritura casi a lo divino. ¿Somos realmente protagonistas de nuestras palabras?, o tal vez seamos meros personajes que divagan y dejan en la nube grandes o pequeñas reflexiones que tal vez un día nos ayudaran o ayudaran a otros.

Cierto es que uno se siente mejor cuando escribe, las preocupaciones no desaparecen pero si se ven más claras las soluciones para seguir el camino adecuado.  Al menos para mí así funcionan mis palabras.

¿Qué es la literatura? Compleja cuestión de respuestas varias, pues para algunos no todo lo escrito será literatura, o no toda ella se encontrará escrita. Casi todo puede hacerse literatura. La literatura es un arte. Y quizás este, el de escribir, sea el más ambicioso de todos. El arte puede expresar cualquier cosa; la literatura puede expresarlo todo y no sólo eso, sino además explicarlo, precisarlo, buscando las palabras y las escenas adecuadas. Es un arte profundamente intelectual: pensamiento y lenguaje son sus instrumentos; corazón y mente su contenido. No refleja al artista sino al espectador, diría Wilde del arte. Así, la literatura nos muestra y refleja no sólo al escritor sino, lo que también es muy importante, a su lector.

Así como encontramos belleza, inquietud, emoción o curiosidad en los placeres sensoriales, desde la contemplación de la naturaleza hasta la captación de la música, pasando por el arte plástico; así lo encontramos también en la literatura, que sensibiliza directamente nuestra mente, da respuestas, crea preguntas, describe lo que sabemos o imagina lo que soñamos. Los órganos mediante los que sentimos la literatura son la inteligencia y la sensibilidad, pues nos llega físicamente lo mismo a través de la vista al leer, o del oído si escuchamos una narración... o desde adentro en el caso del escritor.

Como arte, la literatura es eminentemente creadora. Su secreto está en la expresión del sentimiento mediante la palabra, convirtiendo las sensaciones en realidad. Su capacidad está en su sencillez y sinceridad, que hacen posible esos pequeños y grandes mundos que no aparecen en los mapas geográficos, aquellos que acabamos de descubrir con entusiasmo o esos que nos reviven viejas historias tan íntimas que, ¿acaso no las confundimos con sueños pasados? Todo eso es literatura... y mucho más. Cada persona debe sentir la literatura como algo propio, único y a la vez compartido con muchos.

Al final, un hombre libre sabe que está solo, solo en el extraño circuito de la vida, con su mente a cuestas, contando, dividiendo, sumando, restando, midiendo, comparando, observando listas, trepando para volver al mismo plano, viajando para volver al mismo inicio, para saber que nada es tan secretamente importante: lo sagrado es una piedra sin sentido en medio de una ruta existencial. Sólo el mismo ser humano sabe lo que hay (y lo que no hay) en su propia mente. Y en ese camino no hay dos participando en lo mismo. Así, pensar en el más allá, estando en el más aquí, pensar en el tiempo, en su paso y ruido, es también (cómo no) irrelevante.

Para un servidor el tiempo, es sólo una invención, una inexistencia creativa "civilizante", al que me adhiero muchas veces de forma inconsciente. Pero, pocas veces lo cuestiono, participo en un mundo que no entiendo con una mente propia que cada vez entiendo menos. Y quizás la única forma de entender que encuentro es escribir y sentir todos los significantes que una sociedad va impregnando. Desde ahí, sólo acepto al tiempo en un juego chamánico y es, por eso, mi imperfecto desatino controlado. Así, una forma de vaciar ese tramposo contenido de la conciencia es expresar lo que siento en mi “día a día” a través de #LosTweetsDebenFluir.

Ahora de pronto, recuerdo un set de entrevistas con los medios de hace un tiempo,  estaba cansado. Los actores acaban de terminar, uno en concreto se  acerco para atender a la prensa. Él había pasado el día grabando su nueva serie y, al terminar, tenía que dar entrevistas al menos a una docena de periodistas que estaban allí, sentados frente al set donde usualmente se acomoda el público con la única misión de reírse. Yo llevaba trece horas trabajando y además había tenido que caminar de arriba abajo los estudios dos veces. Ya era tarde, tenía hambre y ganas de ir al hotel a descansar. De pronto le toco el turno a una joven periodista.

Cuando por fin le tocó su turno, ya había escuchado al actor en cuestión repetir los mismos chistes varias veces con otros periodistas y asentir con la misma sonrisa a las mismas preguntas. Por eso lo primero que le dijo fue:

– “Esto te va a tomar sólo dos minutos, no te preocupes que te voy a liberar rápido.”

Esta joven periodista esperaba una respuesta algo banal como “gracias” o “no te preocupes, está bien”. Cualquier cosa menos que le agarrara la mano con firmeza y mirándole fijamente con sus impasibles ojos azules, le dijera:

– “Estoy feliz de estar aquí. Estoy feliz de hablar contigo. Me hace feliz escucharte y responder tus preguntas.”

En un estudio alemán citado por el periodista del New Yorker Malcolm Gladwell en su best seller Blink, un equipo de psicólogos hizo leer cómics a dos grupos. El primero tenía que sostener un lápiz entre los labios, lo que les impedía mover ningún músculo vinculado a la sonrisa. El segundo, leyó los mismos cómics con el lápiz entre los dientes, cosa que les imponía una sonrisa. Sorprendentemente, el segundo grupo halló los cómics más graciosos que el primero. El haber tenido que sonreír durante la experiencia lectora los había forzado a disfrutar más la lectura. En conclusión, esa suposición que todos tenemos de que las expresiones faciales son el espejo de nuestras emociones, es falsa. Las emociones pueden ser también espejo de nuestras expresiones faciales. Son la misma cosa. No hay distinción entre alma y cuerpo: el cuerpo define el alma y ésta al cuerpo, o viceversa, o ni siquiera. Esa diferenciación judeocristiana entre ambas entidades es una falacia. Somos una totalidad, como de paso ya intuyeron mucho antes budistas e hindúes.

Siempre me entusiasmaron esta clase de experimentos. Cuando era chico leí en un libro que se titulaba algo así como “Preguntas sobre Ciencia Elemental” y recuerdo que en aquel entonces aprendí cual era la finalidad de los bigotes, descubrí que a los felinos les proporciona equilibrio. Para poner a prueba lo que el libro decía, le corté a mi gato los bigotes del lado izquierdo. Recuerdo que me dio mucha lástima verlo cayéndose, incapaz de acertar un salto, perdiendo el norte y tropezándose con las esquinas de las mesas. Pero vamos, los bigotes le crecieron eventualmente y yo recuerdo que estaba feliz de haber comprobado que era verdad, que para él esos cuatro pelos eran como la vara para un equilibrista.

Con esa misma excitación científica, después de haber leído sobre el estudio alemán, me fui sonriendo a una cena. No tenía ganas de comer y sentía que no había nada en el mundo capaz de hacerme sonreír, pero accedí a la cita porque debía de socializar un poco, de desconectar y cambiar el chip por unos instantes. Así que durante la media hora del trayecto que tardo el coche el llevarme a la cita forcé una sonrisa, como si hubiera tenido un lápiz entre los dientes. “Si el estudio alemán es cierto”, pensaba, “de aquí a que llegue al restaurante voy a estar contento”. Me sentía un poco ridículo en los semáforos cuando los conductores de los coches de al lado me veían sonriéndole con tanto entusiasmo a una luz roja, pero yo estaba decidido a dedicar el recorrido a sonreír a la fuerza con tal de llegar con una expresión decente a la cena.

No es una casualidad en el número de conductores creciese tan rápido y con tanta energía en Estados Unidos. Antes de que se realizaran esta clase de estudios, ya lo tenían clarísimo que todo consiste en simular y que, eventualmente, como les sucede a los mitómanos, la simulación se transforma en una realidad subjetiva. El método de Schneider equivale a ponerse un lápiz entre los dientes para producir la reacción neurológica de la risa. Todo lo que hacen los americanos, por insano que parezca, siempre tiene cierto sentido. Para ellos, no importa que el mensaje sea a todas luces falso, lo importante es que esa falsedad transmita al otro un instantáneo, fugaz, irreflexivo sentimiento de dominio del entorno. Es el mismo ficticio otorgamiento de poderes que consiguen las contestadoras telefónicas cuando repiten en una locución: "Te haremos esperar cuatro horas por un operador y jamás responderemos tu reclamo, pero ¡tu llamada es importante para nosotros!".

Volviendo a lo de antes, al final recuerdo que no llegué contento a mi cita, tal vez porque conocía el objetivo de mi experimento. Paradójicamente, la falsedad tiene que ser espontánea o no funciona. Quizá me aparezca con un lápiz entre los dientes la próxima vez. "Estoy enviando mensajes positivos a mi cerebro", explicaré. "Me estoy adaptando al American Way of Life. No se preocupen por el lápiz. Es sólo el instrumento de mi alegría".

Richard Wiseman, uno de los más reconocidos psicólogos especializados en la felicidad, dice en su libro “59 segundos” lo siguiente:

Si buscamos una dosis instantánea de felicidad diaria, es sorprendente lo rápidos y eficaces que resultan algunos tipos de escritura. Está científicamente probado que expresar gratitud, pensar en un futuro perfecto y la escritura afectiva funcionan, y sólo hacen falta un bolígrafo, un trozo de papel y unos minutos de tu tiempo.

Lunes: Dar gracias. Hay muchas cosas en tu vida por las que dar las gracias. Entre ellas pueden estar los amigos íntimos, una relación afectiva, formar parte de una familia que te apoya, disfrutar de buena salud, tener un techo sobre la cabeza o la suficiente comida para vivir. O bien puedes tener un trabajo que te gusta, recuerdos felices del pasado o una experiencia agradable reciente, como una taza de café maravillosa, la sonrisa de un desconocido o el recibimiento de tu perro al llegar a casa, una gran comida. Piensa en la última semana y escribe tres de estas cosas.

Martes: Me lo pasé en grande. Piensa en una de las experiencias más maravillosas de tu vida. Quizá un momento en el que, de repente, te sentiste satisfecho o enamorado, escuchaste una canción espectacular, viste una interpretación increíble o te lo pasaste estupendamente con los amigos. Escoge sólo una experiencia e imagínate en ese momento. Piensa en cómo te sentías y en lo que pasaba a tu alrededor. Ahora dedica unos momentos a escribir una descripción de la experiencia y de cómo te sentías. No te preocupes por la ortografía, la puntuación o la gramática. Sólo tienes que plasmar tus pensamientos en el papel.

Miércoles: Un futuro fantástico. Dedica unos momentos a escribir sobre tu vida en el futuro. Imagina que todo ha ido lo mejor posible. Sé realista, pero imagina que has trabajado duro y has alcanzado tus metas. Imagina que te has convertido en la persona que realmente quieres ser, y que tu vida personal y profesional es un sueño hecho realidad. Aunque puede que todo esto no te acerque a tus objetivos, te ayudará a sentirte bien y te hará sonreír.

Jueves: Querido… Piensa en alguien de tu vida que sea muy importante para ti. Puede que sea tu pareja, un amigo íntimo o un familiar. Imagina que sólo tienes una oportunidad para decirle a esa persona lo importante que es para ti. Ahora escríbele una carta breve en la que describas lo mucho que te importa y el impacto que ha tenido en tu vida.

Viernes: Revivir la situación. Piensa en los últimos siete días y toma nota de tres cosas que te hayan ido muy bien. Puede que se trate de cosas triviales, como encontrar aparcamiento, o más importantes, como que te ofreciesen un trabajo nuevo o una buena oportunidad.

Si te ha resultado interesante, recuerda compartir el blog, que paséis un feliz fin de semana. :-) 

10 abr 2012

Vuelta y vuelta!

@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL martes,  10 DE ABRIL DE 2012

Pues sí, hay días en los que mandarías todo a la mierda, pero los principios de uno mismo, deben poder con eso y con más, no se trata de convenceros, se trata de convencerme, de eliminar esas pequeñas dudas y mirar hacia el frente con optimismo. Cada día soy más amigo de la paciencia, más amigo de mis propias convicciones, más amigo de los retos que se plantean cada día.

Porque por más gris que sea un día, hay mil razones para verlo de colores, se trata de creer en uno mismo y de tirar para delante. A caso, ¿creíais que mi vida es de color de rosas? Ya os informo de que no, pero también está bien, verse en una situación menos cómoda y darlo todo de ti.

Os aseguro que confiar es mucho mejor que esforzarse. Si bien, los resultados dependen de uno mismo gracias a su dedicación y esfuerzo continuo, os aseguro de que ese voto de confianza se siembra la semilla de saberse capaz. Vaya cosa. Sin este elemento, simplemente deambulamos en estado zombi por el mundo cargando una piedra de potencial.

Cuando alguien te entrega su absoluta confianza con los ojos cerrados, simplemente saca lo mejor de ti, te reafirma; te permite ver capacidades en ti que ni tú mismo conocías. Como si la persona te diera un par de alas para ser como en realidad quieres o sueñas ser. Nunca dejes de creer en tus sueños. Y una cosa más, antes de acostarte, mira al cielo y disfruta de las estrellas... ¡Buenas noches! :-)



6 abr 2012

¡Eligiendo caminos!

@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL VIERNES,  6 DE ABRIL DE 2012

No es fácil escoger caminos, pero hacerlo es la diferencia entre ir tirando “con lo que hay” o seguir realmente el camino de tu corazón, ese que conduce de verdad a la realización personal y a la plenitud. Tú decides.
¿De quién es el guión que vives?
Si no te gusta el guión que vives, ya sabes dónde encontrarme. :-)

Cierto día, me di cuenta que el mundo era demasiado complejo para ser comprendido. Intentaba buscar las respuestas en personas y lugares. Fue cuando percibí que era necesario comprenderme a mí antes de comprender al mundo. Intenté entrar en mi mente, y comprendí que ella siempre había estado abierta, esperando que la explorara.

Comencé andando en medio de los sentimientos: Descubrí los misterios del amor, vi la belleza de la amistad, sentí la fuerza de la esperanza y lloré con la tristeza del odio.

Así estaba, fascinado con el mundo de los sentimientos, cuando en un determinado momento me caí. En esta caída fui arrastrado a un lugar frío y triste. Comencé a andar por los laberintos más oscuros.

No conseguía ver nada, mis manos no conseguían tocar nada... El miedo crecía más y más. Percibí que había entrado en el mundo de las dudas y de la incertidumbre. Era imposible decidir. Era inútil intentar volver y arriesgarlo todo por seguir. Me quedé parado, sintiendo que el miedo me dominaba.

Cuando el miedo, las dudas y la incertidumbre ya eran más grandes que yo, fui envuelto súbitamente por una enorme certeza: "Lo que quería era salir lo más rápido posible de aquella situación y de aquel lugar".

Y, de pronto, como si fuera magia, salí de aquel lugar horrible. Me di cuenta que para vencer las dudas, la incertidumbre y el miedo, necesitaba     solamente tener un objetivo y avanzar. Donde estaba ya no era aquel mundo triste y gris, al contrario, era iluminado y alegre.

Vi un lago y caminé hacia él. En sus aguas cristalinas, vi reflejarse el siguiente mensaje: "Continua caminando y descubrirás las respuestas para todas tus preguntas". Allí me di cuenta de que estaba en el mundo de la sabiduría.

Obedecí y seguí caminando. Conocí diversos mundos, cada uno con sus encantos y    misterios. Al final de mi caminata, cuando todos los mundos ya se habían presentado, asumí que solamente conociendo mi mente, podría comprender al mundo y así descubrir el verdadero sentido de la vida, y lo principal: Llegar al corazón del universo. ¿Cómo comprender a los demás si no nos conocemos en profundidad? ¿Cómo descubrir el verdadero sentido de la vida si muchas veces vivimos sin sentido? ¿Cómo llegar al corazón si no sabemos apreciar en nosotros sus latidos?

Los caminos más importantes son los que van hacia nuestro interior. En esos caminos vamos y venimos a diario, algunas veces nos encontramos...otras tratamos de no vernos porque nos asalta la duda, el temor, la incertidumbre... Caminamos y caminamos. Pocas veces nos detenemos a mejorar esas rutas tan importantes que atraviesan de punta a punta nuestra mente. Cuando nos asalta el miedo, o tememos fracasar nos sentamos al borde delcamino y nos quedamos quietos... Parece que las fuerzas nos abandonan, que no podemos seguir y sin embargo el seguir caminando aún con el paso tembloroso, mirando hacia adelante, hacia la meta nos permitiría llegar a destino.

La sabiduría no se obtiene en el andar por caminos llanos, al contrario podemos considerarnos sabios si ante los obstáculos no interrumpimos nuestra marcha y seguimos caminando aún sintiendo que el terreno no está firme. 

Cuando las dudas, el miedo, o la oscuridad nos cieguen pisemos con todas nuestras fuerzas y sigamos avanzando porque sólo si no nos detenemos podremos encontrar las respuestas a todos los interrogantes y de esta forma descubriremos día a día el verdadero sentido de la vida...
"No podemos negar el enorme atractivo que tiene la ficción para nosotros. Cuando somos niños nos apasiona que nos expliquen cuentos. Ya de mayores los cuentos pueden no interesarnos tanto, pero nos gusta ver películas, series, o leer novelas, o cómics…cualquier formato en que nos estén explicando una historia. Y es que explicar historias es connatural al ser humano. Las primeras historias explicadas, de héroes míticos se transmitían de manera oral y algunas han llegado hasta nosotros soportando el paso de los siglos, como la Odisea.
No resulta extraño de entender si pensamos que una parte de nuestra memoria es la llamada memoria episódica, en donde “almacenamos” todas nuestras experiencias vitales. 
Si pensamos la cantidad de acontecimientos que vivimos diariamente, parece increíble la cantidad de datos que dicha memoria puede llegar a almacenar, pero así es. Todos podemos recordar, con mayor o menor fidelidad, cosas que sucedieron cuando teníamos cinco, seis o siete años. Las historias nos ayudan además a entender la realidad, a ordenarla, a extraer experiencias. Son una fuente de conocimiento. Las obras clásicas perduran en cierta manera por eso, porque nos enseñan aspectos de la vida que podemos aprender a través de la experiencia vivida por los personajes. 
El guión de vida es un concepto acuñado por el Análisis Transaccional (AT) una teoría creada por Eric Berne, que aunque no haya sido una teoría probada científicamente, resulta explicativa de la realidad en muchas ocasiones. Y a la hora de entendernos a nosotros mismos muchas veces no necesitamos más que eso, una buena explicación que nos ayude a “elaborar una historia” que nos resulte comprensible. El poder de la narrativa como comentaba la inicio, por el simbolismo que contiene, es muy grande. El guión de vida según el AT sería una especie de plan que elaboramos en la infancia de manera inconsciente, influidos por las figuras de referencia (especialmente padres y tutores) y que vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida. 
Independientemente de que eso sea así de un modo exacto y preciso, sí que me parece útil rescatar la idea de guión de vida de modo que nos ayude a entender por qué actuamos como lo hacemos. Todos hemos recibido, en mayor o menor medida y con un impacto más o menos grande, mensajes de lo que era o debía ser la vida por parte de las personas que estaban a nuestro cuidado. Y no son mensajes casuales, sino creencias y valores repetidos una y otra vez. Y no sólo verbalmente, sino también a través de los comportamientos que veíamos  y del lenguaje corporal de esas personas. Una mirada de desaprobación de nuestra madre podía bastar para que no tocáramos algo. 
Vamos a poner un ejemplo. Imaginemos que hemos nacido en una familia en que nuestro padre era abogado, o médico o alguna otra profesión liberal que suela conllevar bastante dedicación. Desde pequeños nuestro padre nos ha resaltado los valores del trabajo y le hemos visto dedicar a él numerosas horas. Incluso le hemos visto sacrificar tiempo libre por sus “obligaciones”. ¿Realmente pensáis que eso no tendrá influencia sobre el niño? Es posible que ese niño sea a su vez abogado, o médico o tal vez ingeniero y desarrolle una carrera profesional exitosa. La pregunta es ¿es suyo ese guión de vida o es heredado? No quiero complicar la pregunta más, pero podría ser que el niño de pequeño mostrara unas habilidades para el dibujo y la escultura que fueron desaprobadas sutilmente y que aún hoy en día se sorprenda a sí mismo en ocasiones, haciendo un dibujo en la esquina de un mantel de papel sin saber por qué. 
Puede parecer que estoy hablando de algo intangible, de las influencias normales que todos hemos tenido, pero la clave está en cuáles de nuestros potenciales y habilidades nos han permitido desarrollar y cuáles no. Pues entre todas esas partes desaprobadas, puede estar nuestra verdadera esencia, ese yo que a veces lucha por salir. La pregunta pertinente  aquí es si estás viviendo tu verdadera vida o tal vez, sin darte cuenta, estás viviendo la vida de “otro”. Una pregunta difícil de responder pues te obliga a bucear en tu verdadero yo y descubrir quién eres realmente. O como dice Hugh McLeod, recordar quién eres. Y saber así, si eres el guionista de tu vida o estás siguiendo un guión ajeno." 


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