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25 oct 2011

Los recuerdos y el dolor nunca se olvidan #agurETA

@JAVIERARAGON JAVIER ARAGÓN, EL MARTES, 25 DE OCTUBRE DE 2011

Ante todo no será mi intención promover la duda y eclipsar la ESPERANZA.


La razón que es sabía, cuando algo sucede no es pasajera y mantiene en la retina recuerdos, imágenes de un pasado, rostros que cuentan la historia por sí sola, la conciencia humana nos seduce ante la pasividad de no intentar siquiera comprender lo que ocurre a nuestro alrededor. Lo que nos transforma con el paso del tiempo suele articular la mente por nosotros mismos cuando reaparecen preguntas, ¿será verdad? esta vez, ¿será la definitiva? 


Llevo algo más de cuatro días recibiendo correos electrónicos, leyendo noticias y textos de lo más variados. Tribunas sin cautela alguna declarando el fin definitivo y portadas que utilizan la palabra paz más allá de lo normal. Leo a los mayores, los periodistas o intelectuales mas consagrados y lo extrapolo a los más jóvenes, los que tenemos una memoria más escasa del pasado.


63 años han pasado desde su creación, 61 desde que comenzara la odisea de unos pocos por y en contra todos los demás. Victimas que junto con el resto de un país nos sentimos rodeados en un sin fin de preguntas con difícil respuesta, ¿a caso esta vez deberíamos creerlo?, a caso, ¿no son los mismos que eran antes de lanzar el comunicado?, y las armas, ¿donde están las armas?...


O será tal vez, un elemento de otra mentira y todo estará basado en otra escenografía más de ellos tal y como decía la AVT en el día de ayer. Difícil asumir que todo acaba tras un comunicado, difícil asumir que se negocie con terroristas, difícil asumir que ya no tendrás que agacharte jamás, que no tendrás que mirar a los lados antes de salir, que no tendrán que revisarte el coche o que por fin, podrás revisar tu mismo el correo, y así, un sinfín de auto-preguntas que jamás cesarían de hacer un listado. 


Difícil asumir que si voy a mi pueblo veré caras sinceras y no comentarios a las espaldas de: “Tal ha llegado al pueblo” difícil asumir todo esto…


Los recuerdos son como aquella frase que dice, "No hay peor ciego que el que no quiere ver" y así, mi deseo que no es otro que el de cualquiera es ver la luz, quiero creer que esta vez es posible, que esta vez no es una estratagema y que es verdad.


Ni perdonamos ni olvidamos. Tras el presente, un listado de victimas y acontecimientos que jamás se podrán olvidar, la primera manifestación a la que asistí fue el 11 de julio de 1997, tan solo tenía once años y recuerdo esa manifestación mejor que algunos de los recuerdos mas importantes de mi vida. Las manos pintadas de blanco, las lágrimas secas y las caras de indignación. Recuerdo como no hubo lugar de España en el que no saliéramos a la calle, ese mismo día a las 12 de la mañana nos unimos en un grito popular, decenas de miles de personas nos concentramos frente a los ayuntamientos. Las televisiones reemplazaron sus logotipos por un lazo azul y así, comenzó una nueva forma de rechazar el terror y a sus autores. El sábado 12 expiró el ultimátum de la banda terrorista y España entera era un clamor. En Bilbao se dieron cita más de 500.000 personas en la mayor manifestación que ha conocido nunca el País Vasco. Pero los gritos no llegaron a los oídos de Txapote...


Es difícil, muy difícil olvidar y vivir el presente sin que los acontecimientos pasados vuelvan a tu mente cuando estas solo viajando, leyendo, escribiendo o soñando plácidamente. 


La razón, definitivamente, no está en su mejor momento de popularidad. El Gesto por la Paz nos enseño desde 1986 que juntos sumamos fuerzas. En 1997 el espíritu de Ermua nacido como expresión social de solidaridad para con Miguel Ángel Blanco y su familia al principio, y para con todas las víctimas del terrorismo de ETA en consecuencia, despertó un accionar en las mentes de todos los españoles que jamás se olvidará. El rechazo a la violencia y los que la integran alzo nuestras manos, las pinto de blanco y nos hecho a las calles.


La conciencia fundamenta la ética y orienta la conducta de los hombres. En estos días algo en uno se frunce y lo sacude, unos hablan de la conciencia de ser hombres, otros de una simple evidencia de humanidad. En ocasiones sentimos el vínculo esencial con el resto de la especie, y surge de adentro un impulso vital, que no es parte del juego de intereses, que no es provocado por la expectativa de recibir ayuda mañana cuando nos toque el turno, que no es alentado por una promesa ultra terrenal.


Son días, también, cuando nos ofende la impotencia, no tanto ante las fuerzas naturales como ante las fuerzas ideológicas que nos atan y que determinan la forma como habitamos el planeta. En un día como estos, cuando por desgracia se derrumba la casa del vecino, le brindamos nuestra ayuda pero, es inevitable preguntarse: ¿qué más les espera?, ¿qué más nos espera?

No debemos olvidar porque no perdonamos a los que usan la violencia para imponer sus ideas, cualquiera que sea su intención. Les despreciamos y les exigimos que renuncien a matar, porque a todos nos matan un poco cuando alguien actúa así.


Entiendo que son días no para estar contentos sino para reflexionar hacia dónde vamos y sobre qué cosas son las verdaderamente importantes. Todos debemos seguir luchando para que los violentos no impongan su criterio, para dejarles claro que no tienen ninguna posibilidad de seguir porque les despreciamos.


Mi actividad tiene sentido si percibo que puedo hacer algo exigiendo que se aplique la ley con todo su peso contra toda violencia. Mis instrumentos de comunicación están y estarán dispuestos a ese servicio, para intentar concienciar que es importante no olvidar algunas cosas, de que es importante ser fiel a uno mismo y a sus pensamientos, a los sentimientos y libertades, ¡para no olvidarles jamás!

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