@JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL DOMINGO, 30 DE OCTUBRE DE 2011
Esto nació como los mejores amores, sin querer queriendo y así, sigo escribiendo. El astro rey que durante el día arañaba las cortinas y entraba de pleno en la habitación ha dejado paso al atardecer que ya se desvanece mientras escribo letras sin sentido pero muy sentidas. Es el fin del fin de semana, esté, con un día más y un tanto más largo aunque, con esto del cambio de hora de anoche lo veo todo más oscuro a estas horas (19:30) y eso tampoco ayuda.
Los domingos se me pasan con más rapidez que cualquier otro día del calendario. No conozco el secreto que guardan aquellos que no lo sienten así, y a veces me gustaría que me lo confesasen... Me suena, que está envuelto con el mismo material con el que se empaqueta la felicidad plena, y cuentan, que es tan importante como difícil de conseguir.
Descubriendo I
La recordaba como una profesora y tutora con personalidad dura e inflexible, en conjunción con un gran intelecto y serenidad, poco accesible a nivel personal, tal vez producto del vinculo alumno profesora, “la soledad del profesor” le llaman. Me dejo huella sin molde definido, tal vez no estaba yo preparado en reconocer huellas, en los años siguientes ocasionalmente nos encontrábamos, del hola y adiós no pasábamos, notaba yo una sensación indeterminada al saludarla.
Ayer la vi y de casualidad la llame, le quise preguntar su opinión técnica, al tema de reincorporarme a los estudios, puesto que ella siempre me indico que siguiera ampliando la formación, la conversación transcendió del lado técnico siguiendo hacia la motivación y satisfacción de aprender, mejorar en la vida, siendo secundario el mejorar a nivel laboral, que también está. Me animó, en muchos sentidos, y no solo con el tema que estábamos tratando.
Después de hablar con ella, y ella conmigo, ya no la veo como un persona dura, ni ella ni yo somos las mismas personas que conocimos hace tiempo, una vez roto el vinculo jerárquico de profesora & alumno, una vez que yo he crecido como persona, ahora veo su forma de ser, sin juzgar o presuponer actitudes, escuchando con empatía, riendo de su espontaneidad que yo desconocía. Sensaciones de una anodina mañana de sábado con frió siberiano, calentándolo con un poco de calor humano.
Hay personas que conoces o crees conocer, producto de determinada relación familiar, laboral o vecindad, cuando realmente la falta de acercamiento no reside solo en el otro también parte en nosotros, un puente que une solo puede construirse desde las dos orillas, no vale con mirar la orilla opuesta cuando en la nuestra no paramos de construir muros y así…
Descubriendo II
Descubriendo II
Me escribe que nuestros caminos se cruzan. Y no le falta razón, porque en el mismo momento en que me llega ese mensaje desde su teléfono al mío, estoy recorriendo la ciudad para llegar al norte, que es donde vive, y la recorro bajo tierra como hace esa otra persona para regresar al centro, que es de donde yo vengo. Y todo esto al mismo tiempo, mientras, regresa al centro. Al centro de la ciudad para sentarse en su mesita y hacer las cosas lo mejor que puede hacerlas y como las hace siempre.
Como hace con todo lo que se propone. Me dice que las cosas están bien, y no miente. Quizá hasta esa persona se quede corta, porque las cosas están muy pero que muy bien. Aunque, a veces dé miedo decirlo muy alto, por si se esfuman.
Como hace con todo lo que se propone. Me dice que las cosas están bien, y no miente. Quizá hasta esa persona se quede corta, porque las cosas están muy pero que muy bien. Aunque, a veces dé miedo decirlo muy alto, por si se esfuman.
Aunque a veces prefiramos decirlo bajito. Yo leo lo que me escribe y sonrío, y escucho lo que me dice y asiento. Creo en todo lo que escucho que venga de su boca y cuando no es así, me río. Me río bastante por todo y creo que ese es el lazo transparente que nos une.
Transparente porque nadie lo ve, pero lo intuye. Transparente, como las palabras que moldea al hablar y romper el silencio, como después de una carcajada o como cuando te concentras mucho en bajar unas escaleras para no caerte, sobre todo cuando se trata de unas que no frecuentas a menudo.
Porque cuando ya conoces un lugar y sus recovecos todo va más rápido, todo va rodado. Porque te permites no prestar atención a lo que te rodea. Y casi sin darte cuenta llegas a tu destino.
Creo, que yo he llegado al mío.
Transparente porque nadie lo ve, pero lo intuye. Transparente, como las palabras que moldea al hablar y romper el silencio, como después de una carcajada o como cuando te concentras mucho en bajar unas escaleras para no caerte, sobre todo cuando se trata de unas que no frecuentas a menudo.
Porque cuando ya conoces un lugar y sus recovecos todo va más rápido, todo va rodado. Porque te permites no prestar atención a lo que te rodea. Y casi sin darte cuenta llegas a tu destino.
Creo, que yo he llegado al mío.
No conozco los remedios para un dolor de cabeza de lunes, mas allá de los que recomiendan en farmacias. Por eso pruebo a pensar en todo lo que tengo que hacer durante el día para llegar feliz a la tarde y acostarme tranquilo al caer la noche.
Eso es lo que a punto para no olvidar y así tener bien en mente lo más importante, la sonrisa.
Es algo mecánico, y a la vez supone intentar controlar todos los sentimientos que puedan ir floreciendo. Supongo, que es cuestión de práctica, como todo. De momento como dice el amigo Melchor Miralles, cada día sale el Sol.
Esperemos que dure... ¡Buen comienzo de semana!