En ocasiones surgen las ganas de escribir sin sentido. De que fluyan las palabras y a ver qué pasa. No todo tiene que moverse por un ligero orden, con orden y sin caos. La vida está hecha de retazos de colores que fluyen formando nuevas mezclas. Nuevas historias. A veces hay que terminar bien una para poder comenzar otra. Sin costuras flojas, de esas que un poco de viento las puede romper.
Sigue leyendo:
Sigue leyendo:
Que suene el aire, pero no se sepa dónde. Que te haga ondear la cabeza, gires y no huelas nada. Ni siquiera un poco de azufre, ese olor que ya inhalas sin querer en cuestión de segundos. Frío. De repente sientes esa ráfaga de viento fresco, pero familiar. Que sabes que ya te ha agitado las piernas más de una vez, y que tú le has dejado, loco insensato. Que quieras sentir cómo ruge en tus oídos, que te avise que es peligroso y que no quieras amparo. Que llegue la calma, y que el sol te recoja entre sus brazos, que se ponga más bella y te coloree los labios del mismo tono que tus mejillas al sonrojarse. A veces puede cegarte y llegar a marear, pero no es peor que el viento que hace que tus ideas se nublen y te encuentres perdido en medio de la multitud.
En ese momento busca el Sol. Te estará esperando con algunos royos alumbrando para que le veas llegar. Él no te abandonará, no te hará que cambies el sentido de tus pasos, sino que te hará avanzar, conociendo tus miedos y sabiendo en lo que no puedes dar marcha atrás. Su poder es como un enjambre de abejas que te obliga a avanzar y dejar de tener miedo. Miedo al viento. Sentirás calor donde tu costuras estén rotas y ya no recordarás porqué lo estaban. Pero hazme caso, cogerás hilo y aguja y tú misma coserás con parches de luz lo que no tapa tu piel. Para poder así, lucir vestidos de encaje y pantalones con puntilla sin reparo ninguno.
El sol protegerá lo visible a ojos de lo imprevisible y lo invisible por medio de su cortina de fuego. Ya nadie más podrá atreverse a descoser lo que algún día creó aires de inconsciencia en un corazón todavía sin colorear... Tan solo te deseo felicidad.
Aviones, trenes, barcos y coches Otro viaje más. Te preguntas, ¿cuantas horas habrás pasado este año en ellos? De un lado a otro y del punto de ida al punto de retorno una y otra vez.
Y después de tu viaje nº X por fin te has dignado a sacar el boli. Iba siendo hora. Esto se ha convertido en tu rincón de inspiración. Ahora ya conoces la respuesta. Habías abandonado a tu querida amiga dentro de un transporte como este y ha vuelto a ti con más fuerza que nunca.
Mientras intentas escribir algo inteligible entre el movimiento tembloroso de tus dedos, el ritmo del vaivén bambolea tus pensamientos hasta hacerlos estallar.
Tu mente recorre cada recoveco, mostrando cada minuto pasado en uno de esos sillones tan confortablemente incómodos.
El sol te presta uno de sus rayos como iluminación mientras no llega el "lusco-fusco" ( palabra gallega donde las haya).
Y así, mientras pasan los árboles a tu lado imperceptiblemente , te das cuenta de que hace tiempo que descubriste por qué lado del horizonte se levanta Catalina, que por ahora, no deja que Lorenzo se marche a la otra punta del mundo a broncear con sus rayos a otros.
Y pasan los minutos. Pero no son perdidos. No. Son instantes de sueño quebrantado por el miedo a pasarte tu parada, de sueño invocado por el movimiento enternecedor del autobús, que hace que te rindas de cansancio como un bebé.
Son instantes de charlas animadas, de conocer a nuevas personas que tienen mucho que contar o de personas que ya resultan familiares que guardan sorpresas si profundizas un poco más en ellas.
Son instantes de recuerdos. De momentos que te responden a porqué eres feliz. instantes de verdades, deseos, planes. Algunos de ellos frustrados, pero otros acabaron siendo realizados de la mejor forma posible.
Pero sobre todo, tus viajes son viajes de unión. Unión de lo pasado y de lo que está por llegar. Unen tu morriña de llegar al hogar y la pereza de no querer abandonar la ciudad en donde te sientes realizado. Y así, kilómetro a kilómetro llegas a tu destino, dejando atrás palabras, pensamientos y promesas. Tres de las cosas más peligrosas en la vida si no sabes cómo utilizarlas...
Y después de tu viaje nº X por fin te has dignado a sacar el boli. Iba siendo hora. Esto se ha convertido en tu rincón de inspiración. Ahora ya conoces la respuesta. Habías abandonado a tu querida amiga dentro de un transporte como este y ha vuelto a ti con más fuerza que nunca.
Mientras intentas escribir algo inteligible entre el movimiento tembloroso de tus dedos, el ritmo del vaivén bambolea tus pensamientos hasta hacerlos estallar.
Tu mente recorre cada recoveco, mostrando cada minuto pasado en uno de esos sillones tan confortablemente incómodos.
El sol te presta uno de sus rayos como iluminación mientras no llega el "lusco-fusco" ( palabra gallega donde las haya).
Y así, mientras pasan los árboles a tu lado imperceptiblemente , te das cuenta de que hace tiempo que descubriste por qué lado del horizonte se levanta Catalina, que por ahora, no deja que Lorenzo se marche a la otra punta del mundo a broncear con sus rayos a otros.
Y pasan los minutos. Pero no son perdidos. No. Son instantes de sueño quebrantado por el miedo a pasarte tu parada, de sueño invocado por el movimiento enternecedor del autobús, que hace que te rindas de cansancio como un bebé.
Son instantes de charlas animadas, de conocer a nuevas personas que tienen mucho que contar o de personas que ya resultan familiares que guardan sorpresas si profundizas un poco más en ellas.
Son instantes de recuerdos. De momentos que te responden a porqué eres feliz. instantes de verdades, deseos, planes. Algunos de ellos frustrados, pero otros acabaron siendo realizados de la mejor forma posible.
Pero sobre todo, tus viajes son viajes de unión. Unión de lo pasado y de lo que está por llegar. Unen tu morriña de llegar al hogar y la pereza de no querer abandonar la ciudad en donde te sientes realizado. Y así, kilómetro a kilómetro llegas a tu destino, dejando atrás palabras, pensamientos y promesas. Tres de las cosas más peligrosas en la vida si no sabes cómo utilizarlas...
Llamadme estúpido. Quizás lo sea, si a estas alturas sigo confiando en que todo sucede por alguna razón. A lo largo del tiempo vas conociendo gente, mucha gente. Cientos de caras, miradas, cuerpos, voces que te van formando, cambiando y a veces destruyendo.
Te moldean, te crean rasgos y comportamientos que sin ellos nunca hubieras imaginado tener. Un día, sin que estuviera en tus planes, aparece un grupo de personas que llegan para quedarse.
Bueno, aunque llamarles personas es un apelativo bastante suave para algunos de ellos. De repente en tu vida, las palabras autodestrucción, bombas, fogueo, aniquilar y demás sinónimos de caos y locura parecen ser el tema del día.
Ningún fin de semana vuelve a ser normal al estar con ellos. Te acostumbras a ver sus locuras y sus idas de olla hasta el punto que llegas a darles la razón a sus pensamientos: "Igual no hay mañana".
Éramos todos unos grandes desconocidos hasta que, gracias a dos nexos en común, los desconocidos fueron formando una gran familia. Y como familia, aprendimos a juntarnos en cada fiesta y en cada celebración.
Nunca te paraste a pensar que otorgaban en tu vida, formaban parte de tu día a día y todo estaba bien así.
Pero, siempre hay algo más en el fondo. Un resquicio que tarda en salir a la superficie. Una mota de polvo casi invisible.
Un detalle inverosímil, una mirada que sobresale intensamente del resto, un gesto de más y varias copas enturbiando la mente.
No hizo falta más. Solo un pequeño impulso. Ahora para ti escuchar la cabalgata de las valquirias ya no significa oír una vez más la banda sonora de Apocalypse Now, caminar bajo la lluvia sin rumbo ya no te parece tan inútil y absurdo como antes y verle, como siempre fue, pero distinto.
Tan diferente al resto, tan como solo podría ser él, sin verguenza de nada ni de nadie. Solo pidiéndole a la vida que le dé sensaciones nuevas que probar cada día, hace que cada día sea un poquito más importante para ti haber conocido a esas personas.
Y hoy, no es el primer aniversario que le felicitas, pero sí que puede que sea uno de los más especiales. Porque hay veces, que la gente que menos te lo esperas, es la que más te sorprende.
Te moldean, te crean rasgos y comportamientos que sin ellos nunca hubieras imaginado tener. Un día, sin que estuviera en tus planes, aparece un grupo de personas que llegan para quedarse.
Bueno, aunque llamarles personas es un apelativo bastante suave para algunos de ellos. De repente en tu vida, las palabras autodestrucción, bombas, fogueo, aniquilar y demás sinónimos de caos y locura parecen ser el tema del día.
Ningún fin de semana vuelve a ser normal al estar con ellos. Te acostumbras a ver sus locuras y sus idas de olla hasta el punto que llegas a darles la razón a sus pensamientos: "Igual no hay mañana".
Éramos todos unos grandes desconocidos hasta que, gracias a dos nexos en común, los desconocidos fueron formando una gran familia. Y como familia, aprendimos a juntarnos en cada fiesta y en cada celebración.
Nunca te paraste a pensar que otorgaban en tu vida, formaban parte de tu día a día y todo estaba bien así.
Pero, siempre hay algo más en el fondo. Un resquicio que tarda en salir a la superficie. Una mota de polvo casi invisible.
Un detalle inverosímil, una mirada que sobresale intensamente del resto, un gesto de más y varias copas enturbiando la mente.
No hizo falta más. Solo un pequeño impulso. Ahora para ti escuchar la cabalgata de las valquirias ya no significa oír una vez más la banda sonora de Apocalypse Now, caminar bajo la lluvia sin rumbo ya no te parece tan inútil y absurdo como antes y verle, como siempre fue, pero distinto.
Tan diferente al resto, tan como solo podría ser él, sin verguenza de nada ni de nadie. Solo pidiéndole a la vida que le dé sensaciones nuevas que probar cada día, hace que cada día sea un poquito más importante para ti haber conocido a esas personas.
Y hoy, no es el primer aniversario que le felicitas, pero sí que puede que sea uno de los más especiales. Porque hay veces, que la gente que menos te lo esperas, es la que más te sorprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario