Parece que desde hace tiempo la palabra cambio se ha convertido
en una palabra mágica. Todos estamos viviendo unos cambios realmente acelerados
en muchos ámbitos de nuestra vida y nuestro trabajo. Pensábamos que quizás sólo
era una cuestión de la tecnología, pero como podemos observar, y de modo
participativo, son cambios generacionales, de valores, de actitudes, de
visiones de futuro, económicas, políticas, legales, ambientales... y así
podríamos seguir nombrando más etiquetas de nuestro entorno.
Ya en alguna otra entrada he comentado la importancia de "remar
más rápido que la corriente", y en todas las conferencias
y seminarios en los que colaboro, el cambio ocupa los primeros diez minutos.
Desde hace unos años que decíamos lo importante que era saber gestionar la
incertidumbre del cambio, hasta la actualidad donde entendemos que el cambio se
ha instalado y estabilizado, es decir, el cambio es estable porque no dejamos
de estar en el cambio. Como decía el gran filósofo Arthur Schopenhauer "el
cambio es la única cosa inmutable". Como en una tabla de
surf, todo sucede más rápido y en continuo movimiento, y ahora surgen nuevas
competencias precisamente para poder gestionar desde esta nueva perspectiva que
provoca más tensión y a veces menos reflexión.
16/06/2012 Playa La Arena | Bilbao - Vizcaya |
Ya en 1993 Charles Handy comentaba algunas máximas que igual
tendríamos que tener en cuenta:
1. Las viejas formas de trabajar se han ido; tenemos que
conformar nuevamente nuestro futuro.
2. El cambio no es lo que se esperaba. El status quo no representa
ya la manera de avanzar.
3. Si deseamos contar con las oportunidades y no con los
riesgos, necesitaremos entender mejor los cambios.
4. La sociedad que se ajusta a los cambios puede utilizarlos y
no sólo reaccionar ante aquellos.
5. Los cambios son discontinuos y no forman un patrón.
6. Los pequeños cambios pueden significar enormes diferencias en
nuestra vida.
7. El cambio discontinuo requiere un pensamiento discontinuo.
8. Importancia de pasar del desarrollo de habilidades al de
conocimientos.
9. El resultado no consiste solamente en menos trabajos sino en
organizaciones diferentes.
10. Las industrias de servicios de solvencia son, por tanto,
creaciones efímeras, que pueden desaparecer en cualquier momento.
11. El aprendizaje y el cambio nunca son claros ni seguros.
Siempre que cambiamos penetramos un poco en lo desconocido.
12. Los empresarios exitosos tienen nueve fallos por cada
éxito...equivocarse es parte de hacer las cosas correctamente.
13. El aprendizaje comienza por creer en uno mismo.
Casi proféticamente, todas estas palabras se pueden ajustar
perfectamente a nuestra situación actual. De hecho, no me extraña pues el libro
de Charles Handy se titula La edad de la sinrazón. - Futurología
de la administración. Cómo afrontar los cambios del mundo actual.
El matiz claro a tener en cuenta es por lo tanto nuestra
vivencia del cambio. Por eso, estos momentos son momentos estratégicos, donde
no debemos perder la perspectiva, pero siempre desde el propio cambio. Pero
todos somos conscientes de la dificultad del cambio en nuestras organizaciones:
viejos métodos repetidos año tras año, culturas tradicionales que son las que
acceden al poder, el error como maleficio organizativo, el aprendizaje como
elemento opcional, el talento como un elemento de lujo, y la gestión del
conocimiento como imagen más que como realidad. Todo ello hace que nuestras
organizaciones sean más vulnerables que nunca a la futura realidad. Y por ello,
debemos gestionar y entrenar a nuestros profesionales a gestionar su entorno desde
el cambio. ¿Qué significa? Sencillamente establecer nuevas formas de pensar en
el trabajo y en la organización, de un modo más dinámico. En realidad, el
cambio es el desarrollo, el crecimiento, la incesante preocupación y ocupación
por moverse hacia delante en pos de unos objetivos de mejora en las diferentes
facetas personales o profesionales. ¿Acaso nos debería sorprender entonces
tanto el cambio? Quizás el matiz es precisamente la velocidad del cambio.
Este sentido del cambio ha sido recogido en la historia ya
repetidamente. De hecho, el cambio sería como en la metáfora de Willliam James
sobre la conciencia continua las ola del mar. O incluso yéndonos al siglo VI a.
de C. en la Grecia antigua, con el devenir de Heráclito: "todo
fluye", "todo cambia, nada es".
También la filosofía oriental lo ha expresado con el pensamiento de Lao Zi en
el Dao De Jing, con una visión del universo en continuo cambio. Sin embargo, lo
que todo esto implica, es que al final todo cambio es cambio de uno mismo.
Tolstoi decía que "todos piensan en cambiar al mundo pero nadie
piensa en cambiarse a sí mismo", por eso seguiremos la
máxima de Ghandi "sé tú el cambio que quieres ver en el
mundo".
¿Y tú, en qué cambios andas? Pues
ya sabes, o cambiamos... o nos cambian...
1 comentario:
supongo q los q quieren (queremos) cambiar ya lo hacen..
y los q no quieren, ni se dan por alulidos d q deberían hacerlo..
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