JAVIERARAGON - JAVIER ARAGÓN, EL viernes, 2 DE agosto DE 2013
Qué texto tan admirable
de leer, lleno de formas para reflexionar y profundizar en nosotros mismos. Me
transmitió tanto, que podría decir que no hay palabras, que se han agotado como
se agotan las gotas de lluvia al caer de una nube. Si te tuviera delante, te recomendaría cien veces que leas esto. Su autor,
que prefiere permanecer en el anonimato (aunque le llamaremos ‘Frank’), dejó
este bello regalo en mi correo.
Lo que siempre estuvo ahí, por Frank.
Recuerdo el día que tuve la epifanía acerca del significado de
la vida. No estaba sólo, y en ese momento entendí que nunca lo había
estado. Fue una revelación completa que atravesó mi pensamiento. Sabía que
había estado muerto y la noche después de haber escapado de esa cárcel, tan
sólo quería llorar.
Lloraba porque me di cuenta de que los demás no sabían eso, y sobre todo
porque descubrí que a los demás no les interesaba nada de eso. Hoy, por fin,
puedo descansar de la ansiedad y desesperación que me ataban al mundo. Respecto
a la gente que, como yo estuve, está perdida en un estado de coma; no puedo
hacer por ellos más de lo que me pidan. Cada uno tiene sus tiempos, y cada cual
sus formas.
Después de lo que pasó, cuando todo ha cobrado el sentido que a día de hoy
parece debe ser pero sabiendo que nunca se sabe lo suficiente y teniendo en
cuenta que va a cambiar, puedo decir que, con todo aquél que habla “ese” mismo
idioma… tenemos algo en común.
El despertar en la vida. El nacimiento espiritual. Entender cada momento
como una oportunidad. Saber que todo es un milagro. Ser consciente de que aun
no teniendo nada, se tiene todo. Fijarse en el espíritu y no en los huesos.
Comprender que renunciar no necesariamente significa sufrir; y que el dolor es
inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
He aprendido que he vivido, vivo y viviré en una sucesión interminable de
errores que al final acabarán formando algo bueno. Que cuando nacemos somos
como una masa de barro a la que los golpes de la vida van moldeando. Que los
logros no se miden por lo que se es capaz de conseguir, sino por lo que se es
capaz de renunciar. Que el primer paso en todo siempre es un acto de fe. Que
iré donde quiera, como pueda y podré porque quiero. Que hay que disfrutar como
si todas las veces fuesen la primera. Que la rendición es sin duda la respuesta
correcta en ciertas circunstancias. Que la vida no sólo consiste en encontrarse
a uno mismo, también hay que encontrar a los demás. Que es posible encontrar
diamantes entre tanto carbón. Que hay que recoger palomas caídas. Que la risa
se contagia más rápido que la gripe: soltemos el virus. Que no hay ningún acto
fallido, ni gratuito, todo es perfecto en sí mismo. Que, ¿para qué quieres que
los demás te admiren por algo que realmente tú no valoras? Que el amor cura y
que es como el aire, cuando lo tienes no le prestas atención, pero cuando te
falta, empiezas a ahogarte. Que equivocarse es bueno, pero vivir en un error
no. Que la cabeza y el corazón tienen que ir siempre juntos. Siempre. Que si
las coincidencias importan, todo cambia. Que la música es el lenguaje del alma.
Que no es lo mismo rendirse que conformarse. Que Tú brillas. Que tal como
vienes te tienes que ir: limpio.
Animo a cualquiera… a cualquiera ahí fuera que alguna vez haya tenido una
idea, un pensamiento sobre algo que le gustase realizar pero sabe que le va a
pedir el mejor de sus esfuerzos, la mayor parte de su concentración y todo lo
que tiene en su interior con la finalidad de llegar allí y hacer que eso
ocurra. En tu alma han hecho millones de agujeros, pero nunca dejas que los
vean. Sólo pide, y recibirás.
Porque entramos en este juego, basado en un código extraño el cual hace que
los humanos no seamos tratados por igual, pero todos somos ganado. Para eso
venimos, somos jueces, somos ayudantes.
Y lo que has olvidado… porque sé que si te arriesgas a la esperanza, que si
te atreves a intentar construir las piezas de tu vida encontrarás las cosas que
tanto aprecias, las cosas que tuviste tan cerca y que nunca conociste. Si lo
haces, ya nunca tendrás necesidad.
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